En la
época victoriana en Reino Unido, que coincidió aproximadamente con el reinado
de Victoria I (1837-1901), en las bibliotecas, y es de suponer que también en
las librerías, era de mal gusto mezclar las obras escritas por hombres y
mujeres. Así que estaban colocadas en estantes separados. Solo podían estar
juntos si los escritores estaban casados.